.)

domingo, 7 de agosto de 2011

Yo mido el tiempo en besos y los relojes mienten.

Se dio cuenta de que su tiempo pasaba demasiado rápido cuando cumplió dieciocho. Se paró a pensar y no se detuvo, no podía, todo estaba borroso y lleno de flash back. Esto no la pasaba antes de conocerle. Justo meses antes de decidir compartir su vida con aquel chico tan maravilloso lo único que quería era que pasara el tiempo, se aferraba a los viernes, sábados y los restos del domingo. No existía nada más importante para ella que eso, la fiesta y ellas. Corazón hecho cachos, varias veces pisoteado y reformado con celofán de mala calidad. Intentando agarrarse a cualquier brazo que la resguardara del frío, a cualquier muestra de cariño y aún así quería que el tiempo volara. Y... como para no, si lo sabía de sobra, sabía que iba a ser feliz a su lado pero se hizo de rogar la muy tonta.
Ahora lo odio. Odio quedar a la misma hora todos los días y que el maldito reloj me mienta. Si, cuando estoy con él las horas son minutos y los minutos son segundos. No me puedes decir que a las nueve y media de la tarde me abrace a él y ya sean las diez. ¿Quien implantó el maldito tiempo en la vida? Porque me encantaría decirle que la cagó, pero bien además. Yo mido el tiempo en besos. Ayer me dijo que quería estar a mi lado toda su vida. Bien, eso es una buena definición del tiempo que quieres compartir conmigo. Para mi la frase correcta sería "quiero compartir sólo contigo todos mis besos". Y así todos los besos que de serán tuyos y solo tuyos. Y cuando digo que te echo de menos es porque mis labios están secos y necesito tus besos. Lo que me descoloca es la capacidad que tienes de parar el tiempo cuando me abrazas, si, no paras el tiempo real, ni los malditos relojes mentirosos pero me paras la circulación,la respiración, me paras la vida! Y me vuelve loca, no hay más que mirarme el brazo y ver mis pelos de punta.
Queda claro que me encanta que pares mi vida, nuestra vida.