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miércoles, 8 de agosto de 2012

Magicámame

Hay gente que no cree en la magia. Yo si. Y entiendo que no crean, porque no saben lo que es besarte. Pueden definir la magia como una ciencia oculta que intenta desafiar a la naturaleza, pero va más allá. Pasa por una caricia en la calle que te hace sentir que el mundo se ha paralizado y te encoge el corazón en un puño, va sobre unos brazos en días de frío que tienen el poder de hacerte olvidar todos los problemas y desear que no te suelten nunca, o de esos labios que te besan tan lento que parece que lo de tu alrededor va a cámara rápida, como en las pelis. Y yo, la mejor peli que he visto es en la que te despiertas a mi lado, te retuerces, me miras y dices: "Buenos días enana".
Y la magia no es algo que se vea, es algo que se siente, se nota, se vive. Pero yo no creo en esa magia tipo ciencia ficción, y ojo que me encanta la ciencia ficción y la imaginación que echan los escritores para hacer que te imagines cada personaje, cada escenario y te metas en la piel del protagonista, eso es usar la magia de forma increíble. Pero prefiero vivirlo, vivir nuestra propia historia en la que somos uno. En la que conseguimos sacar una sonrisa en los días grises, una lágrima de emoción en los días más bonitos, y sobretodo el brillo en tus ojos.Y eso es la magia.

domingo, 20 de mayo de 2012

Tan cerca pero tan lejos.

La distancia no se mide en kilómetros, ni metros, ni si quiera en milímetros. Porque no sabes lo que es la distancia hasta que no tienes al lado, a escasos centímetros, a la persona que más quieres y sientes que está en la otra punta del mundo. La sientes tan lejos como cuando sueltas un globo lleno de helio que quieres cogerlo y no puedes, o como en esos sueños que gritas algo y de tu garganta no sale más que un suspiro. Lo he denominado Dispotancia, porque es lo único que sientes en ese momento impotencia y distancia. Me atrevería a añadir la palabra orgullo pero es tan vanidosa que no se merece ni que la nombren. Es un momento en el que los abrazos se vuelven vacíos y te empeñas en buscar algo más, el abrazo apretado que tanto te gusta recibir, que tanto necesitas, pero cuando tu aprietas él relaja y cuando tú relajas, él busca el apretón. Todo va bien cuando las fuerzas coinciden y se compensan. Pero cuando buscas su mirada y ves sus ojos sin ese brillo normal con el que te mira, sientes tal vacío dentro, solo notas el corazón encogerse, hacerse tan pequeño como una nuez, y créeme que es el peor dolor psicológico/ físico que existe. No hay nada más duro que sus besos secos. Sólo deseas que pase la tormenta y salga el sol, que pare la guerra y vuelva la paz... Que te abrace, te bese y te diga al oído:

   te quiero, pequeña, te quiero. 

sábado, 4 de febrero de 2012

Desakato (mucho más que una palabra)

Desakato lo podéis definir como un grupo musical o una agrupación de amigos que se han juntado en un local. Pero la combinación de las dos no sabéis lo que puede llegar a hacerte sentir. Te hierve la sangre cuando oyes esa música y la cantas a "grito pelao" con tu mejor amiga, porque sentís lo que cantais y lo que oís es algo que no cambio por nada del mundo. Gracias a ambos.

domingo, 15 de enero de 2012

Abrieron la puerta. Les invadió el olor de aquel verano en que se conocieron. Los dos lo sabían, sabían que el otro también había notado ese olor pero por orgullo se callaron, prefirieron dejar las bolsas en la mesa del salón para después colocar cada cosa en su sitio. Y así fue, cada uno colocó sus cosas, él las suyas y ella las que no la recordaran a él. Sin palabras, sólo se oía el tic-tac del reloj de muñeca de él. Se le había regalado ella, le entristeció. Sólo por saber que ese reloj había tenido demasiadas horas en la muñeca de ella, absorbiendo su olor, olía a ella en cada una de las situaciones cotidianas. Cuando se despertaba, cuando iba a trabajar, cuando se arreglaba un viernes, cuando se lavaba los dientes. Y era un popurrí de olores que le volvían loco, volvían.
Ahora le sacan de quicio. Ella se mete a duchar, él pone la tele. Se da cuenta de que algo tendrán que cenar y prepara algo, cerciorando que la gustará para no tener que preguntarla. Se sentaron, de fondo el telediario, más desgracias, muertes, pobreza, atentados, aumento del número de parados, Madrid- Barça, inundaciones. Echa agua en los dos vasos, ella no protesta. Se le caen migas al suelo, ella no le riñe ni se queja. Empieza a ser desesperante la situación. Hasta que pasa lo que tenía que pasar.
Quieren pan y es justo a la vez. Ponen la mano el uno sobre la del otro, asustándose al volver a sentirse. Pensándose si retirarla ahora sería retirarla a tiempo y seguir con el orgullo. Pero el amor puede más que eso, que un simple enfado por haber dado un golpe al coche en el parking del Vallsur al salir, sin querer pero por no mirar. Puede más que la fuerte discusión y el ridículo de os gritos en mitad de la calle. Más que el coger un taxi por no ir en el mismo coche. Más que una simple bobada.
Se miraron, él hundió sus ojos en los ojos de ella, hasta la cocina. Invadiéndose de recuerdos con los ojos a punto de derramar la primera lágrima. Por parte de ambos. Acto seguido los dos piensan lo mismo: " Eres la persona con la que quiero pasar el resto de mis días, no quiero desaprovechar ni un minuto a tu lado, ¿Qué estamos haciendo?"
Se besaron como el primer día, el verano en que se conocieron. Les invadió el mismo olor. Su olor, el olor de la felicidad que puede al orgullo. Y la verdad es que es así, el amor lo puede todo, cuando es de verdad.