.)

domingo, 20 de mayo de 2012

Tan cerca pero tan lejos.

La distancia no se mide en kilómetros, ni metros, ni si quiera en milímetros. Porque no sabes lo que es la distancia hasta que no tienes al lado, a escasos centímetros, a la persona que más quieres y sientes que está en la otra punta del mundo. La sientes tan lejos como cuando sueltas un globo lleno de helio que quieres cogerlo y no puedes, o como en esos sueños que gritas algo y de tu garganta no sale más que un suspiro. Lo he denominado Dispotancia, porque es lo único que sientes en ese momento impotencia y distancia. Me atrevería a añadir la palabra orgullo pero es tan vanidosa que no se merece ni que la nombren. Es un momento en el que los abrazos se vuelven vacíos y te empeñas en buscar algo más, el abrazo apretado que tanto te gusta recibir, que tanto necesitas, pero cuando tu aprietas él relaja y cuando tú relajas, él busca el apretón. Todo va bien cuando las fuerzas coinciden y se compensan. Pero cuando buscas su mirada y ves sus ojos sin ese brillo normal con el que te mira, sientes tal vacío dentro, solo notas el corazón encogerse, hacerse tan pequeño como una nuez, y créeme que es el peor dolor psicológico/ físico que existe. No hay nada más duro que sus besos secos. Sólo deseas que pase la tormenta y salga el sol, que pare la guerra y vuelva la paz... Que te abrace, te bese y te diga al oído:

   te quiero, pequeña, te quiero. 

No hay comentarios: